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La Revolución y las escuelas de maestros en Cuba antes y después de 1959

El discurso de Fidel Castro en el Primer Congreso de Maestros Rurales en agosto de 1959, como veremos en las siguientes líneas, constituye una pieza clave para entender las causas del retroceso sufrido por las escuelas normales cubanas.

 

Las escuelas normales antes de 1959

 

Aunque el inicio de la enseñanza en Cuba no constituyó una prioridad para las autoridades españolas, en la tercera década del siglo XVI Miguel de Velázquez, mestizo de madre indígena y padre español –primer maestro nacido en Cuba– comenzó a impartir clases de música y de gramática en un local aledaño a la Catedral de Santiago de Cuba y en ese mismo siglo sacerdotes de varias órdenes religiosas se ocuparon de la enseñanza.

 

Posteriormente la Sociedad Económica de Amigos del País introdujo un plan de reforma en la educación primaria y en 1816 creó una Sección de Educación, desde la cual José de la Luz y Caballero solicitó la autorización para fundar un 1 colegio que comprendía una Escuela Normal y en 1857 se fundó la primera en Guanabacoa, bajo el amparo de los Padres Escolapios, donde se formaron maestros de primaria hasta su cierre en 1868.

Dieciséis años después, en 1884, Manuel Valdés Rodríguez solicitó la 2 instalación de una Escuela Normal para Maestros y el Primer Congreso Pedagógico, efectuado en Matanzas, se pronunció por la creación de Escuelas Normales similares a las existentes en Alemania. Finalmente, por Real Decreto de junio de 1890 se creó la Escuela Normal de La Habana, la cual funcionó hasta 1899, año en que el Gobernador Militar, Leonardo Wood, estableció una Junta de Educación bajo la dirección del ilustre Enrique José Varona , quien fundó la 3 Escuela de Pedagogía, lo que representó un paso importante en la titulación de profesionales para la enseñanza.

 

En 1901, Alfredo Miguel Aguayo , diseñó un curso de formación de maestros, 4 que denominó Escuela Normal por Correspondencia y en 1909 propuso restituir las escuelas formadoras de maestros, para las que, en marzo de 1915, Manuel Sanguily presentó al Congreso un proyecto de ley, con el que una vez aprobado, se crearon entre 1916 y 1918 las Escuelas Normales de Oriente, las Villas, Pinar del Río y Matanzas, y en 1923 la de Puerto Príncipe; mientras en Holguín y Cienfuegos se abrieron centros dedicados a la formación de maestros, denominados Patronatos.

 

Como resultado del proceso descrito ya en 1958 en Cuba había seis escuelas normales oficiales de nivel secundario, una facultad de educación en cada una de las tres universidades públicas del país, escuelas normales de Kindergarten y escuelas del Hogar. Un sistema de escuelas en el que se graduaron los miles de maestros que encontró la Revolución.

 

Este estado de cosas, unido a que en el curso 1956-1957 se invirtieron 75,8 millones en Educación y Cultura y que el 22,3% de los gastos del presupuesto del Estado cubano se dedicó a la enseñanza, permite comprender el discurso de Fidel Castro en el Primer Congreso Nacional de Maestros Rurales.

 

Ocho citas del discurso de Fidel en agosto de 19595

 

1- Quiero expresarles, primero que nada, que este es uno de los actos en el que no me invitaron, sino que yo mismo me invité […] Es decir quería tener una reunión con todos los aspirantes en las próximas oposiciones, y tenía especialísimo interés en esa reunión. Por eso decía que no era este un acto al que acudo en virtud de un compromiso determinado, de una invitación, sino que solicité expresamente la oportunidad de hablar con los maestros.

 

El interés, ocho meses después de ocupar el poder, es un dato interesante para el análisis. Marca una diferencia sustancial respecto a la atención prestada a la enseñanza en octubre 1953, durante el juicio por el asalto al Cuartel Moncada. Su discurso, en el momento en que el Ministerio de Educación iba a convocar a oposiciones de maestros graduados en las escuelas normales antes de 1959 para cubrir nuevas aulas; oportunidad en que se evidencia la decisión de imponer un punto de vista sin la participación de los pedagogos graduados.

 

2- Al llegar nosotros al poder nos encontramos con estas realidades: primero, un número extraordinario de maestros con títulos, que sin embargo no tenían trabajo; 600 000 niños aproximadamente […] que no estaban recibiendo enseñanza, […] y el Gobierno Revolucionario no tenía recursos suficientes para afrontar todas las necesidades del país […] y tuve entonces […] la idea de convertir en recurso de la nación la capacidad con que contábamos.

 

De una parte, la existencia de un número extraordinario de maestros con títulos significa, que las escuelas formadoras de maestros creadas antes de 1959 desempeñaron una función útil. Restaba la creación de las aulas. No era necesario, pues, clausurarlas, como ocurrió con la Resolución Ministerial No. 557 de febrero de 1961 para crear un nuevo plan de formación de maestros: las Escuelas de Minas- Topes-Tarará. De otra parte, resulta evidente la imposición de un punto de vista, el de la Revolución, de hacerlo absoluto. La Revolución como sujeto, los maestros como objetos. La idea podía o no ser justa, lo injusto e inaceptable es la imposición.

 

3- No regateábamos esfuerzo por parte del Gobierno ni sacrificio por parte del Gobierno, para ir hacia la creación de nuevas aulas . Quizás por motivos de 6 cierta incertidumbre acerca del resultado de la primera gestión, unido por otro lado al deseo de ir sustituyendo aquel esfuerzo voluntario por un esfuerzo sistemático en el ministerio, permitimos, o en fin, dejamos de seguir una orientación enteramente correcta en este problema.

 

La primera gestión se refiere al empleo de militares enseñando en las escuelas rurales, que evidentemente no tuvo los resultados esperados, por lo cual se buscó el auxilio de los maestros normalistas.

 

4- […] Los objetivos, puesto que son para todos, puesto que tienden al beneficio de todos, deben ser producto de la preocupación y del esfuerzo de todos… y todavía hay muchos cubanos que deben aprenderse esta lección y ver con claridad que la Revolución no se apoya con aplausos, que la Revolución no se defiende con simple entusiasmo y simpatía […], que la Revolución se defiende sobre todo desprendiéndose cada cual de los egoísmos que no caben en esta hora y pensar de verdad en la patria.

 

Fidel insiste en el derecho de considerar a los maestros como recursos de la nación, y por tanto, utilizarlos sin previo consenso, como si los maestros no fueran también parte de la nación con derecho a decidir sobre un tema propio de su profesión; es decir, el maestro subordinado. Aquí está el germen de ese proyecto de ingeniería humana conocida como “el hombre nuevo”, creado por el hombre viejo, de acuerdo con sus concepciones, también egoístas, al decidir por los demás lo que debe ser y cómo deben ser las cosas.

 

5- Pero hay una gran verdad que nadie debe olvidar, que nadie puede olvidar, la realidad es que nuestras necesidades materiales solo podemos satisfacerlas creando riquezas, desarrollando nuestras riquezas, produciendo, porque el problema es clarísimo, no alcanza para todos, sencillamente porque no hay para todos.

 

La contradicción radica en que los servicios de educación requieren de una base material que lo sustenten. La grandiosidad de los planes de enseñanza no podía marchar por delante de la economía, lo que condujo a la necesidad de vivir de las subvenciones del campo socialista y de los préstamos del capitalismo, lo que convirtió a la nación cubana en un parásito.

 

Si ya existían maestros, lo primero era concentrar el esfuerzo en las aulas en la medida en que la economía avanzara. Un dato actual es suficiente para demostrar el daño. El azúcar, que fue nuestra primera industria, en la zafra 2021-2022 se produjo una cantidad similar a la producida en 1861, cuando Cuba apenas llegaba a 1 396 550 habitantes.

 

6- […] lo que quiero proponerles a los maestros, es que con los mismos recursos que tenemos para crear 5 000 aulas, creemos las 10 000 aulas; que con los mismos recursos que tenemos para dar empleo a 5 000 maestros, les demos empleo a 10 000 maestros… Es decir, no el trabajo absolutamente voluntario, pero sí la utilización de esos recursos para afrontar el doble… y es preciso pensar en el triunfo que significará para el Magisterio de Cuba, para el pueblo de Cuba y para Cuba el ser, posiblemente, el único país de América que haya llegado a esta posibilidad de atender todas las necesidades de la enseñanza rural con maestros titulados.

 

Lo expuesto es la disyuntiva del todo o nada, no de la gradualidad. Se trata de un voluntarismo exacerbado e impuesto. De multiplicar los panes y los peces como lo hizo Jesús. La diferencia es que con Jesús sobraron 12 canastas llenas de comida; mientras que en el caso mencionado, los panes y los peces están en falta.

 

7- […] esta proposición significaría, no que se pierde una parte del sueldo, sino que se guarda, que lo que no reciba ahora el primer año, se reciba luego, […] y cómo al cabo de los primeros cuatro años comenzará a ganar por encima del sueldo habitual e ir ganando, paulatinamente, lo que haya dejado de ganar en los primeros años […] El segundo año ganará más, el tercer año al iniciarse, el cuarto año estará ganando el sueldo actual. Al iniciarse el quinto año estará ganando el sueldo máximo, de manera que en números sería la mitad del sueldo actual, 20 pesos de aumento todos los años hasta ganar 200 pesos que empezaría a ganar al iniciarse el octavo año.

 

Se trata no de otra cosa que una rebaja de salarios, contrario a lo expresado en el juicio del Moncada sobre los bajos salarios de los maestros. El futuro entonces anunciado se ha manifestado en la cantidad de maestros que han abandonado la profesión en busca de mayores ingresos y en los repasadores particulares para los hijos de las familias que cuentan con recursos para ello.

 

8- […] que este ejemplo de sacrificio empiece por los maestros; que esta lección de que tenemos que sacrificarnos hoy, si queremos tener felicidad mañana, empiece por los maestros y que los maestros se pongan a la cabeza del civismo del país con un poco de esfuerzo.

 

El objetivo de convertir a los maestros en los pioneros de la participación cívica era un propósito irreconciliable desde un pensamiento y un mando único, que se corresponde con lo que Paulo Freire designa como práctica mesiánicaautoritaria, cuya tarea no es proponer sino imponer ; práctica que se generalizó 7 en la alfabetización, en las nuevas escuelas formadoras de maestros, en decenas de planes fracasados y en el intento de formar un “hombre nuevo”.

Las escuelas normales después de 1959

 

La concepción revolucionaria en la formación de maestros iniciada en 1959 –en los mismos sitios y condiciones militares en que se habían adiestrados los soldados rebeldes para la lucha guerrillera en la Sierra Maestra–, devino proyecto de ingeniería social dirigido a la formación del "hombre nuevo" mediante la militarización y el adoctrinamiento ideológico y el monopolio de los medios de comunicación en manos del Estado.

 

Ese modelo de escuela “revolucionaria” se convirtió a partir del año 1962 en el Plan Escuelas de Minas de Frío-Topes-Tarará, de cinco años de duración: el primero en Minas del Frío; el segundo y tercero en Topes de Collantes, en las instalaciones del hospital antituberculoso que Fulgencio Batista había construido en ese lugar en 1954; y el cuarto y quinto, en Tarará, al Este de La Habana. En este período se formó el "Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech", para atender al creciente número de estudiantes que ascendieron al nivel medio de enseñanza.

 

La Plataforma Programática del Partido Comunista de Cuba (1975), definió los principios ideológicos y morales del comunismo como fundamentos de la política educacional, los cuales asumieron rango constitucional con la primera Constitución después de la de 1940, aprobada en febrero 1976 .

 

En 2001 se estableció la Licenciatura en Educación en las Universidades Pedagógicas, consideradas modelos de formación regular de maestros primarios del nivel medio para formar “maestros integrales”, quienes debían impartir todas las asignaturas, menos idiomas extranjeros, computación y artes. Este “novísimo plan”, fue descartado en el curso 2008-2009 para regresar a la formación de maestros en asignaturas específicas.

 

En 2016 las Universidades Pedagógicas se integraron como facultades de educación en las universidades provinciales, con excepción de La Habana, con el objetivo de lograr una mayor colaboración en todos los campos del saber, período en que se declaró el final de la "Batalla de Ideas" –una campaña ideológica iniciada en el año 2000 por el regreso a Cuba del niño balsero Elián González, que fue convertida en instrumento para el adoctrinamiento, con énfasis en los maestros, a los que desde abril de 1971, en la clausura del Congreso de Educación –renombrado como Congreso Nacional de Educación y Cultura–, Fidel Castro los calificó al maestro de escuela, formado desde su concepción, como el nuevo paradigma del intelectual revolucionario.

 

El desconocimiento de la labor de las escuelas formadoras de maestros, de los esfuerzos y aportes de destacados pedagogos cubanos de todos los tiempos, la imposición de un mesianismo autoritario irreconciliable con la participación cívica, el aferramiento a un modelo totalitario inviable, unido a los bajos salarios y la falta de libertades, han generado la emigración de miles de profesionales de la enseñanza hacia el exterior o hacia labores más lucrativas, el resurgimiento de la enseñanza privada en su peor modalidad, el repasador “por la izquierda” inaccesible a las familias de menores ingresos, el retroceso de la calidad de la enseñanza debido a la formación de maestros improvisados y al perjuicio sufrido por todos los profesores y alumnos que de una u otra forma se han manifestado y siguen manifestándose contra una enseñanza ajena a su principal función: la educación y la formación ciudadana.

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