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Ultiman detalles para la inauguración de filial universitaria rusa en La Habana

Fecha de lanzamiento: 25 de abril de 2024

La Universidad Federal del Sur (SFU) alista los detalles para la apertura de su filial en Cuba, como parte de una estrategia conjunta entre esa institución, el Ministerio de Educación Superior (MES) y la Universidad de La Habana (UH).

Así lo informó a la agencia de noticias TASS la rectora rusa Inna Shevchenko, quien afirmó que "El proyecto se encuentra en la etapa final: se están preparando cambios en los estatutos de la universidad y todos los documentos para enviarlos al Ministerio de Educación y Ciencia de la Federación de Rusia".

Aunque la facultad abrirá sus puertas en otoño de este mismo año, será en el período comprendido entre 2024-2025 que se acreditará formalmente como parte de la SFU, previendo la primera graduación en 2026, en ramas como la pedagogía y la informática.

Quienes matriculen podrán optar por formarse como licenciados, masters y doctores en ruso, igualmente tendrán acceso a varios cursos de postgrado. Si bien hasta el momento el centro se especializará en ofrecer capacitaciones en los campos "tecnológico, humanitario, de ingeniería, tecnológico y de ciencias naturales", la rectora ha mantenido la puerta abierta para que la parte cubana pueda ampliar esta cartera de estudios.

Curiosamente, los medios oficialistas cubanos han pasado de puntillas sobre la noticia, sin que se haya explicitado la ubicación ni otros detalles de la nueva filial. Asimismo, la Universidad de La Habana ha mantenido cierta hermeticidad con respecto al proyecto.

Con respecto a las relaciones académicas entre Cuba y Rusia, el ministro de Educación Superior Dr. Walter Baluja García, aprovechó el marco del Congreso Universidad 2024, para resaltar las relaciones bilaterales entre ambos países.

"En los últimos años, hemos tenido varias ocasiones de trabajar juntos, y estamos seguros de que podemos justificar y profundizar aún más esta colaboración (...) Compartimos un interés común, una amistad y una familiaridad tradicional que nos ha permitido trabajar juntos con profesionalidad y un sentido de pertenencia”, destacó.

Pese al solapamiento de órganos de prensa y autoridades en la rama de la educación superior, la próxima apertura de la filial de la SFU ya es casi un hecho. Recordemos que se trata de una institución educativa extranjera que recibe los permisos correspondientes para operar en Cuba.

En junio pasado, este Observatorio alertó acerca del tema, por considerar sus implicaciones negativas para los ya comprometidos derechos universitarios en la Isla. Rusia es uno de los países que ha vulnerado a investigadores, académicos y estudiantes en su territorio.

Si bien la Universidad Federal del Sur declaró formalmente su "autonomía universitaria" en 2010, en la práctica el centro permanece bajo estricto control del Gobierno ruso, y la mejor muestra de esto es que continúa operativo a pesar del clima represivo que embarga a esa nación euroasiática.

Para nadie es un secreto que la administración de Vladímir Putin ha sido implacable contra quienes se manifiestan desafectos. Luego del comienzo de la invasión a Ucrania, el presidente ruso prohibió el acceso a conocimiento científico internacional, y cercenó los proyectos de colaboración entre los académicos nacionales y los centros de estudios radicados fuera del país.

Asimismo, impuso un fuerte régimen doctrinario en los centros educacionales, institucionalizando la persecución contra quienes se negaron a cumplir estas disposiciones. Cientos de docentes a lo largo del país han sido víctimas de hostigamiento, despido injustificado y encarcelamiento, por negarse a glorificar la "operación especial" de Putin en el país vecino. Muchos de ellos se vieron forzados a exiliarse para resguardar su integridad y la de sus familias.

Desde abril de 2022, Rusia anunció su salida del sistema educativo de Bolonia, con el propósito de desarrollar y exportar su propio modelo. De acuerdo con Vladimir Litvinenko, rector de la Universidad de Minería de San Petersburgo, la salida del modelo educativo al que habían pertenecido por más de 20 años estuvo motivada por la necesidad urgente de formar profesionales más competentes y completos.

"(...) el camino que hemos estado siguiendo durante los últimos 20 años, después de incorporarnos al proceso de Bolonia, nos ha llevado a un callejón sin salida del que necesitamos salir urgentemente. Esto es exactamente de lo que hablaba el Presidente cuando propuso abolir la licenciatura y reconocer la realización de investigaciones científicas como la actividad principal de los estudiantes de posgrado. Esto es necesario para garantizar la rápida entrada de especialistas en demanda en el mercado laboral y su crecimiento profesional continuo.", sostuvo Litvinenko.

Sin embargo, el radical cambio en el sistema de educación superior viene dado por la fuerte oposición del Grupo Bolonia a la invasión rusa a Ucrania. Paragógicamente, medios oficialistas a favor del Kremlim, como Russia Today (RT), han presentado al país como la víctima, sosteniendo que este fue expulsado del acuerdo.

Esta salida sirvió a Putin para introducir sustanciales cambios en el contenido lectivo de los estudiantes. Entre ellos, destacan la introducción de "clases de contenido patriótico" obligatorias para todas las enseñanzas, así como la designación de un "consejero de dirección", figura de vigilancia que se encarga de denunciar episodios "opositores" al interior de los centros docentes.

Adicionalmente, el gobierno financió la formación de grupos nacionalistas juveniles e impuso un total de 140 horas lectivas de preparación militar para alumnos de entre 17 y 18 años. "En este sentido, reescribieron los manuales de historia para los dos últimos cursos de la educación secundaria, introduciendo un capítulo nuevo sobre la actual campaña militar en Ucrania. Es notable que tampoco se ve una sola crítica a Stalin en esos libros. ", declara Canal 26.

Por si esto fuera poco, la nueva doctrina de Putin se ha extendido a los territorios ocupados de Ucrania: Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. Según un estudio de la Red de Investigación de la Unión Europea de Radiodifusión (EBU), el Gobierno ruso tiene acceso a unas 500 escuelas en este territorio, en las cuales está lanzando una ofensiva docente para convertir a los alumnos en ciudadanos leales al dominio ruso.

"De lo que estamos hablando es en realidad de un genocidio. Negar que otro grupo de personas tenga una identidad o exista y luego utilizar el poder político para intentar convertirlos en miembros de otro grupo es genocida", sostiene el historiador Timothy Snyder, especializado en Europa central y oriental, la Unión Soviética y el Holocausto.

Desde septiembre del pasado año, se ha trabajado en la adecuación del plan de estudios de las escuelas localizadas en territorios ocupados, que debieron sumarse cuanto antes al modelo educativo promulgado por Putin. Para esto, además de los cambios sustanciales en los libros de texto, se ha organizado una fuerte persecución contra aquellos padres y alumnos que se nieguen a recibir  las lecciones impuestas por el sistema ruso.

Además, se sustrajeron y quemaron ejemplares de historia de las bibliotecas ucranianas, a la par que persiste la persecución contra académicos, científicos y periodistas. Las clases en ucraniano, aunque son "legalmente" permitidas, también fueron suprimidas completamente e, incluso, la maquinaria propagandística insta a los padres a no permitir que sus hijos accedan a estas.

Al respecto, la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnés Callamard, sostiene que: "Rusia también está imponiendo un trato muy duro a cualquiera que se atreva a desafiar la escritura o lectura de la historia. Las familias ucranianas pueden ser detenidas en función de las aplicaciones que tengan en sus teléfonos móviles (...) Si se trata de una aplicación que permite a los niños tener acceso a una educación online dirigida por ucranianos y de acuerdo con los planes de estudios ucranianos, se considera como un intento de disentir e intentar ser diferentes, de rechazar la propaganda, y hay personas encarceladas y detenidas de forma arbitraria sobre esa base."

La histeria colectiva ha crecido en toda la zona dada esta persecución, que hace tan inseguros los espacios docentes como el entorno hogareño, pues solo basta la denuncia de un vecino para desatar el hostigamiento de las fuerzas rusas.

Como parte del proceso para borrar a identidad ucraniana, miles de niños en la zona ocupada fueron llevados a pasar sus vacaciones de verano a territorio ruso, permaneciendo en campamentos especiales donde recibieron instrucción médica y militar.

Teniendo en cuenta antecedentes de esta índole, queda a la vista que Cuba sentaría un precedente nefasto al conceder a una universidad rusa un espacio en el país. La SFU llegaría para sumarse negativamente al sombrío clima de acoso al que se exponen constantemente académicos y alumnos cubanos.

Amén de su contribución al adoctrinamiento en las aulas, la universidad impondría su propia agenda de estudios, presentándose Cuba como país idóneo para exportar "su propio modelo único de educación superior". Este sería el primer paso para expandir su visión de la historia a Europa, como es el deseo de Putin.

Entre los planes que abarca este "modelo", se encuentran la obligatoriedad de asignaturas que promuevan el patriotismo y la defenestración de profesionales de la enseñanza que sean o hayan sido disidentes. Muy similar a cómo han actuado durante años las instituciones educacionales cubanas.

De concretarse este proyecto, autoridades rusas tendrían acceso no supervisado a los estudiantes cubanos de la enseñanza superior, lo cual sería contraproducente. Para demostrar esta afirmación, basta solo con recordar el caso del funcionario ruso Vladímir Shkunov, representante de la Oficina Regional de Ulyanovsk de la Sociedad Rusa de Amistad con Cuba; y quien estaba vinculado de manera activa al reclutamiento de jóvenes mercenarios cubanos que arribaron a Rusia de manera fraudulenta para servir como soldados en la invasión a Ucrania. Esta controvertida figura tuvo un amplio acceso a los jóvenes isleños, muchas veces propiciado por las universidades del país.

Por todo lo expuesto, el Observatorio de Libertad Académica llama la atención, una vez más, sobre lo pernicioso del funcionamiento de una universidad rusa en territorio cubano. Recalcamos que esta iniciativa contribuye a la rusificación de la enseñanza en el país, a la par que establece cercos aún mayores para los académicos cubanos que se muestran críticos con el régimen, dando un portazo contundente a la anhelada libertad académica.

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