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Osmany Suárez Rivero

Osmany Suárez Rivero se graduó en 2010, con título de oro, de la licenciatura en Historia del Arte, en la Universidad de La Habana. Siendo estudiante se vinculó al movimiento de alumnos ayudantes de la Facultad de Artes y Letras, se trata de un colectivo seleccionado por sus resultados que apoya la docencia de los profesores de plantilla. Desde entonces, la intención de Osmany era ejercer como profesor universitario, una vez graduado.

 

En el año 2007, la Universidad de La Habana constituyó como facultad el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana (CUSGH), donde se estudia la carrera de Preservación y Gestión del Patrimonio Histórico-Cultural. Al frente de la institución ubicaron al entonces Historiador de la Ciudad de La Habana, Dr. Eusebio Leal Spengler, en el cargo de Maestro Mayor.

Para la fecha en que se tituló de la licenciatura Osmany Suárez, el CUSGH tenía interés en aumentar la plantilla de la línea de investigación Procesos Culturales de la Humanidad, específicamente los temas de Historia del Arte y Literatura, por lo que a Suárez le ofrecieron una plaza como profesor de esa institución. En consecuencia, fue ubicado en la Oficina del Historiador de la Ciudad para cumplir su servicio social.

 

Entre 2010 y 2012, Suaréz impartió docencia en el CUSGH en calidad de profesor adiestrado, siendo seleccionado en 2012 como el profesor más destacado de la Universidad de La Habana en esa categoría. Fungió como coordinador del quinto año de la carrera de Preservación y Gestión del Patrimonio Histórico-Cultural. Además, impartía las asignaturas de Historia del Arte Latinoamericano y Arte Cubano en cursos de verano para extranjeros, que se coordinaban entre la Universidad de La Habana y universidades de Estados Unidos.   

 

Aunque la máxima autoridad en el CUSGH era Eusebio Leal, sus responsabilidades como Historiador de la Ciudad no le permitían encargarse directamente de los procesos sustantivos del centro, labor que recaía en el Coordinador Asistente, Dr. Félix Julio Alfonso López, segundo en el organigrama de dirección de la institución.

 

Relata Suárez que con este funcionario empezaron a surgir insatisfacciones dentro del claustro por cuestiones administrativas:

 

“Por ejemplo, a veces nos dejaba a los trabajadores del colegio sin el transporte que nos tenía que llevar a nuestras casas porque lo destinaba a otros usos, incluso de tipo personal. Tampoco había buenas relaciones entre las personas que controlaban las líneas de investigación y los procesos docentes y respecto a los profesores jóvenes. El trato era marginador. No había ningún tipo de reconocimiento hacia el trabajo que hacíamos los profesores de Historia del Arte y la Literatura y eso de alguna manera fue creando fricciones, desilusiones, un estado anímico que no era el que inicialmente yo tenía, pues el proyecto me ilusionaba.”

 

Las tensiones también se extendieron al plano académico debido a diferencias de visiones relacionadas con la formación de los estudiantes:

 

“Todo el tiempo traté de que los alumnos se preguntaran si el patrimonio era solamente algo que teníamos que aceptar como legado o forma del pasado o si teníamos que pensar también otras formas de patrimonio vinculadas a la cultura popular, a las experiencias sociales, etc. Esta postura crítica ante la concepción del proyecto, el dinero que se gastaba sin que se avanzara lo suficiente desde el punto de la producción intelectual, unido a las arbitrariedades que cometía Félix Julio, en algún momento provoca que empiecen a irse trabajadores importantes, gente que estaba al frente de sus departamentos y que hacían su trabajo de manera correcta”.

 

Esta situación provocó que se realizara una reunión extraordinaria con el Dr. Eusebio Leal por las preocupaciones dentro del claustro respecto a la dirección del CUSGH y el estado de la docencia y la investigación. En esta se pidió que cada persona expresara lo que creía al respecto. Suárez intervino en la reunión y expuso sus consideraciones. Dos semanas después, al ver que mucho de lo que se había planteado en aquel encuentro continuaba sin resolverse, decidió escribir una carta dirigida a las autoridades del Colegio y a sus profesores, a tono con el llamado hecho por Eusebio Leal de expresar las insatisfacciones de los docentes.

 

“En la carta expresaba mi preocupación por la salida del jefe de Relaciones Internacionales del Colegio, José “Pepe” Vázquez y a partir de allí discutía problemas que tenían que ver no solo con trabajar en San Gerónimo, sino en trabajar para San Gerónimo. También le reprochaba a la dirección del Colegio su esponsabilidad con las situaciones que planteaba. Ya llevaba casi tres años en el Colegio. Jamás había tenido un incidente en ese espacio, ni una evaluación de mal, por el contrario, eran buenas. Ya tenía la categoría de Profesor Instructor, una plaza fija desde hacía un año y había obtenido una serie de reconocimientos por mi trabajo. La carta la envié por correo electrónico exclusivamente a los profesores del Colegio. No se la mandé a nadie externo.”, cuenta Suárez.

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