Miguel David Tejeda Tenorio
Miguel David Tejeda Tenorio había iniciado sus estudios de nivel medio en la recién inaugurada Escuela Secundaria Básica (ESBEC) en el Campo “Carlos Liebknecht”, de Villa Clara, cuando la directora lo expulsó a causa de sus creencias religiosas. El adolescente pudo reincorporarse al centro bajo la condición de apartarse completamente de la iglesia, lo que implicó la vigilancia permanente aun en su espacio doméstico.
En el primer semestre de 1972, Miguel David cursaba el 7mo grado de la enseñanza general (nivel secundario), en una de las becas que comenzaban a masificar el concepto de vinculación estudio-trabajo y que operan bajo régimen interno. Mientras el adolescente de 11 años desarrollaba con normalidad su vida escolar, la directora de la escuela, Olga Durán Brito, lo expulsó al enterarse de que profesaba la fe cristiana, específicamente la denominación Bautista.
Para la familia del estudiante este incidente fue significativo a varios niveles, uno de ellos el económico. Se trataba de un entorno humilde donde tanto el padre como la madre trabajaban en empleos estatales para mantener a sus dos hijos, por lo que la opción de la enseñanza interna contribuía a la solvencia cotidiana. Además, estas nuevas instituciones atrajeron a pedagogos bien preparados en sus materias y contaban con condiciones materiales que tributarían positivamente al proceso de aprendizaje. La inversión estatal se orientó a proveer estos planteles que garantizarían un futuro profesional promisorio a sus educandos, razón que incentivó a muchos padres.
Ante la posibilidad de que su hijo quedara al margen del acceso a la enseñanza, la madre de Miguel David escribió al ministro de Educación, Belarmino Castilla Mas, exponiendo razones que la propaganda oficial divulgaba como legítimas. La procedencia proletaria del núcleo familiar era una de ellas, así como también su condición de madre trabajadora.
En respuesta a la misiva, del Ministerio de Educación (MINED) fueron enviados a la ESBEC “Carlos Liebknecht” dos inspectores, uno del nivel municipal y otro del provincial, que se reunieron con los padres del estudiante ante el consejo de dirección del centro. Los miembros de esa comisión indicaron que solamente el alumno podría reingresar si se establecía el compromiso de que nunca se volvería a relacionar con la religión, de lo contrario se ratificaría su expulsión.
Bajo la promesa de sus padres, regresó a la escuela, logrando vencer los cuatro cursos que comprendía la enseñanza secundaria por entonces, con resultados académicos satisfactorios a pesar de la presión psicológica que conllevaba el distanciamiento de su comunidad religiosa, a la que solo podía acercarse de manera clandestina por temor a la delación. Años más tarde lograría realizar estudios de pedagogía y ejercer como profesor de Matemática.
Durante el período que abarcó esos cuatro cursos, de 1972 a 1976, el joven fue monitoreado por el presidente del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) de su barrio para constatar que no se acercaba a la iglesia Bautista o desarrollaba cualquier manifestación de religiosidad. Este cumplía órdenes del consejo de dirección de la ESBEC “Carlos Liebknecht”, el cual enviaba anualmente a uno de sus miembros, militante del Partido Comunista de Cuba (PCC), a realizar la verificación.
De esta situación Miguel David solo entraría en conocimiento muchos años después, cuando su madre le entregó uno de los documentos resultantes de aquel monitoreo, el cual le había sido facilitado por una antigua presidenta del CDR en su vecindario que había mantenido una relación de amistad con la familia.
De conjunto con su pertenencia a la iglesia Bautista y en demanda de la democratización de Cuba, Tejeda Tenorio pasó a integrar las filas de la oposición política desempeñando diversas responsabilidades, entre ellas la de dirigir Sindicato Independiente de Trabajadores Cristianos y llevar la vicepresidencia del Movimiento Democrático Cristiano de Cuba, a la par de fungir como corresponsal de medios de prensa independientes, entre otras.
Después de múltiples detenciones domiciliarias y actos de repudio, entre otras manifestaciones de violencia represiva, Miguel David Tejeda Tenorio partió al exilio en 2006. Hoy en día continúa integrando la comunidad Bautista