María Nacarina Silse Santiesteban Portuondo
En 1969 María Nacarina Silse Santiesteban Portuondo cursaba el segundo semestre del 3er año de la carrera de Medicina en la facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Oriente (UO), cuando el jefe del Departamento Docente de Medicina Interna, Reinaldo Roca Goderich, le comunicó que no tenía la asistencia necesaria para examinar la asignatura. Aunque la estudiante esgrimió que no era cierto, el trato desigual escaló y, poco después, fue expulsada de la institución como parte del proceso de “depuración ideológica” llevado a cabo en todos los centros educativos del país.María había iniciado los estudios de Medicina en 1966 en la recién fundada Escuela de Medicina de la UO y mantenía una trayectoria docente satisfactoria. La joven estaba enfocaba en su formación científica y no se sentía entusiasmada por las actividades de carácter político que ganaban fuerza en los predios académicos.
A inicios de 1969, ya en la segunda parte del tercer curso, el profesor de Medicina Interna, Dr. Goderich, la hizo llamar para decirle que no le permitiría realizar el examen de esa materia ya que había sobrepasado el límite de ausencias. María le respondió que eso era imposible pero el docente insistió y, al ella mostrar su desesperación, este le indicó que no dramatizara.
Poco después se efectuó en la Universidad de Oriente una de las denominadas “asambleas de depuración”. Estas prácticas represivas eran organizadas por la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) de cada entidad estatal, cuyos militantes llevaban un listado con los nombres de los sospechosos y la causa por la que se les consideraba carentes de requisitos para permanecer en las instituciones. Las acusaciones no requerían de ningún elemento probatorio, bastaba con el criterio de los dirigentes políticos para juzgar por “convicción” a los señalados.
A María la citaron para una reunión a celebrarse de noche en una de las aulas del edificio docente. Junto a ella también fueron sometidos a análisis otros condiscípulos, todos serían tildados de no estar a la altura del momento histórico que se vivía. La imputación a la estudiante se basó en su “apatía ante las tareas de la Revolución”, por lo cual no merecía ocupar una plaza en una carrera que la llevaría a desempeñar una profesión de vital importancia para la sociedad que se construía, a cuyo proceso debía entregarse plenamente la juventud universitaria. Con la aprobación de la totalidad del estudiantado presente, guiados por líderes comunistas como el también alumno de medicina Luis Alberto Regüeiferos Prego, entre otros, la acusada fue expulsada de la universidad. Cuando los censores le preguntaron si confiaba en la Revolución ella solo bajó la cabeza.
Después de ser “depurada”, María se dirigió al decano de la facultad, profesor Alberto Eladio Galvizu Borrel, para que se reconsiderara la medida. Ante la negativa, la estudiante refirió que llevaría su inconformidad a las instancias necesarias, a lo que este respondió “usted puede caminar por donde quiera, para eso la Revolución ha hecho bastantes caminos, para que todo el mundo camine por donde quiera”.
Entre 1969 y 1972 la exestudiante de Medicina dirigió cartas a Celia Sánchez Manduley, dirigente revolucionaria cercana a Fidel Castro conocida por sus acciones de mediación en algunos casos de personas sancionadas. La tercera misiva tuvo respuesta y a María se le permitió el reingreso a la carrera.
De vuelta a los estudios María decidió trasladarse a la Facultad de Ciencias Médicas de La Habana, evitando la revictimización que implicaba frecuentar a las personas involucradas en el incidente de expulsión.
Desde 1972 y hasta culminar el quinto año en julio de 1975, para la ahora estudiante de Medicina del Hospital Calixto García, todo el proceso docente fluyó con normalidad. Sin embargo, al término de las vacaciones, cuando María cursaba el Internado es llamada por la secretaría de la UJC para reclamarle que se había presentado un mes tarde, por lo que incurría en una indisciplina grave y sería sancionada a un año de trabajo en una sala de Medicina Interna del Hospital Salvador Allende, previo a graduarse.
Esta nueva eventualidad ocurría en el sexto y último año de la carrera, curso 1975-1976, período destinado al Internado, fuera Vertical (en una especialidad) o Rotatorio (por varias). Ella estaba destinada a transitar por salas de cuatro especialidades (asignaturas): Gineco-obstetricia, Pediatría, Cirugía y Medicina Interna, incluyendo un examen al final de cada estadía. Hasta el curso anterior, se podía entrar al Internado en el momento que el alumno determinara, siempre y cuando completara el año y efectuara las cuatro rotaciones, por lo que María, no enterada de la de la nueva disposición, llegó a la Facultad en octubre y no en septiembre.