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Kiriam Gutiérrez Pérez

En 1981 Kiriam Gutiérrez Pérez inició la enseñanza primaria en la Escuela “Albert Einstein”, del municipio Playa, en La Habana. A partir de ese momento y durante casi todo su devenir en el sistema educativo cubano fue objeto de discriminación por motivos de orientación sexual por parte de docentes y condiscípulos, llegando al punto de privarle de su derecho a acceder al Instituto Preuniversitario de Ciencias Exactas “Vladimir Ilich Lenin” (IPVCE), aun cuando su rendimiento académico era excepcional y había ganado la plaza como concursante de varias asignaturas.


Desde preescolar la escuela se convirtió en un campo de batalla para Kiriam, quien empatizaba preferiblemente con las niñas del grupo. En respuesta a ello, las primeras en manifestar conductas discriminatorias fueron las auxiliares pedagógicas, quienes le llamaban “pajarito”. Al tratarse de un niño de entre 4 y 5 años no comprendía el motivo, aunque por la reacción de los alumnos mayores y los otros miembros del claustro infería que era algo negativo.


Ese esquema de abuso fue profundizándose y en 1982, mientras cursaba primer grado, la maestra Milagros, quien estaba a cargo del grupo, decidió llamar a otros dos niños varones para juntarlos a los tres y bajarles el short del uniforme con el objetivo de comparar sus genitales. La pedagoga refirió entonces “Tú no eres una niña, tienes lo mismo que ellos dos”. Al enterarse de lo ocurrido, la madre de Kiriam acudió a la escuela y el incidente no volvió a repetirse, aunque el personal docente normalizó decirle “pajarito” y los demás niños comenzaron a imitarlos.

Para 1985 Kiriam estaba en 4to grado y había tenido que cambiar de escuela por cuestiones familiares. En la Escuela “Jesús Suárez Gayol”, localizada en la Ciudad Escolar Libertad y dirigida por la maestra Pura Castro, el acoso homofóbico tolerado por el claustro escaló hasta la violencia física. Las golpizas y agresiones verbales dieron paso a incidentes de humillación provocando que el menor se privase de usar el servicio sanitario por temor a que otros niños lo embarrasen con heces y orina, en varias ocasiones tuvo que enjuagar la suciedad de su uniforme para continuar en el aula y que al llegar a la casa su madre no percibiera la situación. Maestros y alumnos lo llamaban “pájaro seco” públicamente sin el menor cuestionamiento de las autoridades escolares.


El desenvolvimiento docente del entonces estudiante de 5to grado ya era notable, en 1986 ganó el concurso de Historia de Cuba a nivel municipal. De entonces recuerda que el regalo consistió en un Diario del Che en Bolivia entregado por el padre de este. No obstante, en su escuela no hubo repercusión alguna, recibió su diploma en la cátedra de Historia sin el usual reconocimiento público a estudiantes con ese desempeño.

Esa invisibilización se hizo una constante en el cuadro de marginación escolar que se le aplicaba a Kiriam. En febrero de 1990 cursaba el 8vo grado en la Secundaria Básica “Manuel Bisbé”, del municipio Playa, cuando supo de la convocatoria para enviar obras al evento artístico colateral al Congreso Pedagogía 90. Concursó con un poema de su autoría titulado “Silvette” que resultó premiado, pero no le avisaron del festival a realizarse en su propia escuela, donde se presentaría públicamente. En su lugar fue seleccionada una alumna de la especialidad de danza para leerlo. Posteriormente recibió el diploma y los regalos en la cátedra de Español dirigida por la profesora Rosa Parada, lejos de la vista pública.

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