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Juan Roberto de Miranda Hernández

Juan Roberto de Miranda Hernández cursó estudios pedagógicos especializándose en Matemática y, posteriormente, se licenció en el Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona” en el perfil de Geografía. Impartió ambas asignaturas a lo largo de su trayectoria como docente, tanto en la enseñanza secundaria como en la técnico-profesional, hasta que su desacuerdo con el sistema político imperante en Cuba lo hizo vincularse con organizaciones de la sociedad civil independiente y expresar, de diversas maneras, sus criterios acerca del funcionamiento del país. Como consecuencia de sus ideas fue expulsado del sector magisterial en 1994.
 

Desde finales de los años 80´s el profesor de Miranda había comenzado a discrepar acerca de determinadas dinámicas establecidas en establecimientos educativos con matrícula de estudiantes extranjeros. Puntualmente, mientras dictaba el programa de Geología a los estudiantes del Centro Politécnico del Petróleo (CCP), adscrito al Instituto Cubano del Petróleo (ICP), el maestro patentizó su desacuerdo con la discriminación que sufrían los alumnos cubanos respecto a los que provenían de otros países ya que los nacionales apenas tenían acceso a alimentos de mediana y mala calidad, en contraposición con la dieta balanceada que, en la misma escuela, recibían los foráneos.
 

Tal desigualdad lo hizo solicitar la baja del Centro a pesar de que gozaba de buenas condiciones salariales y sus relaciones con la directiva eran satisfactorias. La administración le hizo saber que nada podían hacer al respecto de su discrepancia con ese estado de cosas.
 

Sumado a su decepción por la normalización del trato segregacionista hacia los educandos cubanos en su propio país, estaba el hecho de haber constatado que el sindicato no representaba los intereses de los trabajadores. Este particular había hecho que no abonara las cuotas para el sostenimiento de una entidad que no cumplía con su rol social.

Al salir del CCP y coincidiendo con la crisis socioeconómica resultante del derrumbe del campo socialista (Período Especial), que trajo consigo el éxodo masivo de profesionales de la educación hacia otros sectores mejor remunerados, de Miranda encontró trabajo con facilidad. Durante tres cursos ocupó la plaza de profesor de Matemática en la Escuela Secundaria Básica Urbana “José Antonio Echeverría”, ubicada en la Habana Vieja.

 

En esta secundaria el profesor despertó las suspicacias de quienes estaban a cargo de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y del Partido Comunista de Cuba (PCC) porque igualmente se negó a pagar el abono a la sección de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). También influyó el hecho de que no participara de la política de promocionismo dictada desde el nivel más alto del Ministerio de Educación (MINED), así como que no comulgara con el hostigamiento a los alumnos Testigos de Jehová que hacía que no se les reconocieran sus méritos docentes, afectándoles las evaluaciones en los expedientes acumulativos.

 

Entre 1989 y 1992, durante los tres cursos en que el profesor Roberto de Miranda impartió Matemática en la Escuela Secundaría Básica “José A. Echeverría”, el miembro del núcleo del PCC en el centro, profesor José Cabeiro, se mantuvo acosándolo, interrumpiendo sus clases parándose en la puerta de acceso al aula en actitud intimidatoria. Cabeiro monitoreaba, en visitas programadas o no, los contenidos que Roberto dictaba, así como vigilaba cualquier intercambio de este con sus alumnos y otros maestros. Se convirtió en una especie de sombra sobre cualquier aspecto de la vida docente del maestro irreverente. No obstante, gracias a la honestidad de la jefa de cátedra de Matemática, profesora Hilda Sulueta, ninguna acusación de Cabeiro contra el profesor de Miranda prosperó.

Pero fue el tema relacionado con el sindicato lo que ocasionó que la profesora Violeta, secretaria del núcleo del PCC en la entidad, en compañía de Cabeiro, lo llamara al local de esa organización para cuestionar su actitud y le advirtiera de posibles consecuencias negativas si mantenía su decisión. Cabe señalar que otros colegas se adhirieron a la postura de Roberto de Miranda por concordar con sus motivos.

 

De Miranda decidió buscar otra ubicación laboral ya que, además de la intimidación de la secretaria del PCC y de Cobeiro, su carga docente estaba extralimitada.

Entre septiembre de 1992 y el período vacacional de 1994 el profesor ejerció como maestro de Geografía en la Escuela Secundaria Básica Urbana “Camilo Cienfuegos” del municipio Cerro, hasta que fue expulsado por el director de Educación en esa localidad.

Ya para entonces Roberto de Miranda mantenía relaciones de amistad y colaboración con activistas de derechos humanos acosados por el Departamento de Seguridad del Estado (DSE). Eran harto conocidos sus criterios acerca de la situación del país y sobre los que consideraba responsables de tal crisis, las autoridades gubernamentales.

 

Durante estos dos cursos el docente defendió su posición ante el imperativo de sostener económicamente a un sindicato que consideraba respondía a la administración, no a los trabajadores. El cúmulo de elementos indicativos de su desafección llegó a que, incluso, manejara la posibilidad de emigrar ante las circunstancias de persecución que preveía en el corto plazo.

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