Sesgos ideológicos y amenazas contra la libertad académica en la Carta “El socialismo y el hombre en Cuba”, enviada por Ernesto “Che” Guevara, el 12 de marzo de 1965.
El 12 de marzo de 1965, fue publicada en Montevideo, Uruguay, una carta inicialmente enviada a Carlos Quijano, editor del semanario Marcha, quien decidió darla a conocer y publicarla en la edición de marzo de ese medio de comunicación uruguayo (Heredia, 2019). La carta titulada “El Socialismo y el Hombre en Cuba” contenía la visión de Ernesto Guevara acerca de la consolidación del proceso revolucionario cubano a través del desarrollo paulatino de la transición socialista, y discurría sobre el actuar y pensar propios del revolucionario, quien sostendría la responsabilidad de prolongar el proyecto socialista que se estaba llevando a cabo en la isla del Caribe, durante esa década.
Ernesto Guevara se encargaba de dejar por escrito sus reflexiones acerca de los aspectos de mayor trascendencia del período de la construcción socialista en Cuba. Para ello, enfatizó en la necesidad de crear una conciencia revolucionaria que fuese capaz de crear un “hombre nuevo”, que dejara a un lado el individualismo y viviera plenamente en aras del Estado. Dicha creación de conciencia revolucionaria solo sería posible a través del aparato educativo del país, dirigido de manera única por el Estado, y alineado a los preceptos del Partido Comunista. Es por esto que las directrices establecidas en aquel artículo del 65 por Ernesto Guevara resultan de gran importancia hasta el día de hoy; su discurso no solo proveería las bases para la formación de individuos con una personalidad y un pensamiento revolucionario, sino que además, incidiría totalmente en la conformación del aparato educativo de la isla a través de un cambio respecto a la manera en que se entendía el socialismo, y en donde el revolucionario sería de vital importancia para la perpetuación del régimen.
En este apartado se pretende examinar el artículo de 1965 de Ernesto Guevara, haciendo especial énfasis en la transformación de la revolución en términos de educación. Sus palabras eran congruentes con el pensamiento y la formación ideológica y política, propios de la revolución. Además, se buscará asociar diferentes afirmaciones contenidas en el artículo con algunos de los derechos defendidos, tanto por el sistema universal de derechos humanos, como por el Sistema Interamericano. Lo anterior, en aras de reconocer las implicaciones que su discurso y sus ideas socialistas de carácter revolucionario tendrían sobre el aparato educativo del país en los años a seguir.
El artículo de Ernesto Guevara dedica varios renglones a la generación de la conciencia revolucionaria, guiada por los principios socialistas del Partido, como se puede evidenciar en las siguientes citas: “el pueblo, masa todavía dormida a quien había que movilizar, y su vanguardia, la guerrilla, motor impulsor del movimiento, generador de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo” y “en nuestro trabajo de educación revolucionaria volvemos a menudo sobre este tema aleccionador. En la actitud de nuestros combatientes se vislumbraba al hombre del futuro”. Mediante afirmaciones como estas, Guevara buscaba legitimar el carácter socialista del proceso revolucionario e invitaba a todos los cubanos a sumarse a la corriente. Al hacerlo, se convertirían en los revolucionarios del futuro, ese hombre nuevo que no sólo marcaría el éxito de la revolución, sino que prolongaría la perpetuación del sistema socialista en la isla. En consecuencia, mediante una educación técnica y tecnológica, se buscaba formar individuos activos dentro del aparato social revolucionario, que recibirían educación estrictamente “por medio de organismos tales como el Ministerio de Educación y al aparato de divulgación del Partido”, en palabras del guerrillero.
Congruentemente, en el texto de marras, se da especial importancia a la juventud dentro del proceso revolucionario y el consecuente proyecto socialista al que el mismo conduce. Solo las juventudes cubanas serían capaces de personificar al “hombre nuevo” de la revolución, sin ninguna de las taras anteriores, y para ello, sería fundamental contar con una educación especialmente diseñada por el Partido, que lograra el propósito de convertir al joven cubano en ese nuevo hombre que trabajara constantemente en beneficio de la revolución. Como el mismo Guevara lo explica, esto solo sería posible hasta que todo cubano estuviese “educado para el comunismo”, haciendo énfasis en “la necesidad de la educación técnica e ideológica”, especialmente diseñada por el Partido y la Revolución.
Sin embargo, el giro propuesto por Ernesto Guevara en lo que respecta a la forma de entender el socialismo, implicaría la construcción de un aparato educativo completamente politizado, marcado profundamente por la ideología socialista apropiada por la revolución.
En tal sentido, las instituciones cubanas de educación superior se han encargado, hasta el día de hoy, de formar exclusivamente a los “hombres nuevos” de la revolución, y han dejado a un lado propuestas pluralistas capaces de construir un sistema político y educativo amplio y diverso. No obstante, este tipo de postulado conceptual conduciría a la violación sistemática y prolongada de derechos humanos al interior de la isla, específicamente relacionados con la libertad académica y la autonomía universitaria. Las palabras de Ernesto “Che” Guevara repercutirían enormemente sobre el modo en que se ve y se practica el socialismo. En razón a esto, algunas referencias adicionales extraídas del artículo analizado y asociadas con derechos propios del sistema de derechos humanos, se encuentran en la tabla continuación:
Derecho a la Libertad de Pensamiento, Conciencia, Culto o Religión:
“el pueblo, masa todavía dormida a quien había que movilizar, y su vanguardia, la guerrilla, motor impulsor del movimiento, generador de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo”
“La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía. Esta es la forma indirecta de educar a las masas, tan poderosa como aquella otra”
“Nuestra aspiración es que el Partido sea de masas, pero cuando las masas hayan alcanzado el nivel de desarrollo de la vanguardia, es decir, cuando estén educados para el comunismo”
Libertad Académica y Autonomía Universitaria:
“En nuestro trabajo de educación revolucionaria volvemos a menudo sobre este tema aleccionador. En la actitud de nuestros combatientes se vislumbraba al hombre del futuro”
“Las taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para erradicarlas. El proceso es doble, por un lado actúa la sociedad con su educación directa e indirecta, por otro, el individuo se somete a un proceso consciente de autoeducación”
“En nuestro caso, la educación directa adquiere una importancia mucho mayor. La explicación es convincente porque es verdadera; no precisa de subterfugios. Se ejerce a través del aparato educativo del Estado en función de la cultura general, técnica e ideológica, por medio de organismos tales como el Ministerio de Educación y el aparato de divulgación del Partido”
“En nuestra sociedad, juegan un gran papel la juventud y el Partido. Particularmente importante es la primera, por ser la arcilla maleable con que se puede construir al hombre nuevo sin ninguna de las taras anteriores. Ella recibe un trato acorde con nuestras ambiciones. Su educación es cada vez más completa y no olvidamos su integración al trabajo desde los primeros instantes”
En las citas se puede observar que algunas de las citas extraídas del artículo de Ernesto Guevara del 65, en donde hace alusión a la formación de los hombres nuevos de la revolución, incurren en una eliminación de la autonomía y en la completa sumisión del aparato educativo a los intereses del Partido y la Revolución. En primer lugar, se acotan citas referentes a la violación del derecho a la libertad de pensamiento, conciencia, culto o religión, consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, artículo 19, la Declaración Universal de Derechos Humanos, artículo 19, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, artículo IV, el Pacto de San José, artículo 13, y el Protocolo de San Salvador, artículo 6, en tanto se hace referencia a una “creación de conciencia revolucionaria” y la formación de individuos “educados para el comunismo”, lo que elimina cualquier posibilidad de diferenciación ideológica, o de formar una conciencia distinta a la señalada por la Revolución.
En segundo lugar, la tabla presenta citas relacionadas con la violación del derecho a la libertad académica y derechos relacionados (contenidos en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, artículo 13, la Declaración Universal de Derechos Humanos, artículo 26, la Observación general N° 13 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la Organización de las Naciones Unidas, el Protocolo de San Salvador, artículo 13 y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, artículo XII) y a la autonomía universitaria (consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, artículo 13, la Declaración Universal de Derechos Humanos, artículo 26, la Observación General N° 13 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la Organización de las Naciones Unidas, el Protocolo de San Salvador, artículo 13 y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, artículo XII), al dejar supeditados los intereses educativos de los individuos a los intereses del Partido y de la Revolución (mediante sus órganos principales) y declarando que la educación de Cuba debe servir de manera particular para “formar a los hombres del futuro”, hombres que defienden los ideales socialistas y el proyecto revolucionario, lo cual descarta todo tipo de autonomía, libertad o autodeterminación en las aulas de la isla