Iris Mariño García
La actriz Iris Mariño García trabajó desde 2015, durante tres cursos consecutivos, como profesora contratada por horas de la materia Expresión Corporal en la Academia de Arte Vicentina de la Torre de Camagüey.
En marzo de 2018, Gisela Sardiñas Valenzuela, jefa del departamento de Actuación, y María Mercedes García Vega, directora de la Academia, informaron a Iris Mariño que debía reajustar el programa de clases y terminar en el mes de abril la materia que impartía, pues la escuela no contaba con presupuesto para pagarle hasta final del curso. Así lo hizo la profesora, contando con la palabra de las funcionarias que le aseguraron renovarían su contrato en el próximo curso.
Sin embargo, el 4 de septiembre de 2018, cuando Mariño se presentó en la escuela, la jefa de Departamento le comunicó que su contrato no sería renovado porque el centro había recibido tres profesores adiestrados y había sufrido recortes presupuestarios. De los más de diez profesores contratados con que contaba en ese momento la cátedra de Actuación, solo Iris Mariño fue cesada, a pesar de contar con evaluaciones positivas, cursos de postgrado que avalaban su nivel académico y ser madre de un niño pequeño.
Además de actriz y docente, Iris Mariño colaboraba desde 2015 con el medio independiente, La Hora de Cuba, lo cual la convirtió en un objetivo de interés para la policía política cubana. El acoso de la Seguridad del Estado a la actriz y profesora por su vinculación al periodismo independiente ocurrió incluso dentro de la propia Academia de Arte.
En noviembre de 2017, dos oficiales de la Seguridad del Estado se presentaron en la escuela mientras Iris Mariño impartía clases, la llevaron a la oficina que ocupaba la Secretaría Docente de la institución y en presencia de la directora de la escuela interrogaron a la profesora sobre su trabajo en La Hora de Cuba y por un material audiovisual que publicó en Radio Televisión Martí sobre la situación de mujeres camagüeyanas durante el paso del huracán Irma.
“Por más de dos horas los oficiales estuvieron relacionando mi trabajo en la Hora de Cuba con mi labor como profesora. Decían que ese trabajo no era lícito, que estaba cometiendo un delito de usurpación de capacidad legal al escribir en un medio sin ser periodista. Incluso, llegaron a intimidarme mencionándome a mi hijo, que en ese momento era estudiante de la Academia. La directora se sumó a los cuestionamientos de los oficiales, añadiendo que no podía trabajar en una revista disidente siendo profesora de alumnos menores de edad ya que podía pervertirlos ideológicamente.
Le respondí que en mis clases yo hablaba de expresión corporal, no de política. El objetivo de ellos era que abandonara mi trabajo en La Hora de Cuba, a lo cual me negué. Unos meses después la dirección de la escuela me pidió que terminara antes de tiempo mi curso y luego no me renovaron el contrato con el pretexto de la falta de recursos”, relató Mariño.
Aunque la dirección de la Academia refirió cuestiones administrativas como causa del cese del contrato, la jefe de departamento Gisela Sardiñas, en una ocasión le dijo a Mariño: “Mira Iris, aquí todo el mundo tiene que cuidar sus frijoles y yo tengo que cuidar los míos. Yo tengo que mantener a mi mamá, a mi papá y tengo que cuidar mi trabajo”, recordó la profesora.
Mariño apeló ante el Órgano de Justicia Laboral de Base (OJLB) del centro. En su exposición agregó que los profesores adiestrados no estaban impartiendo la asignatura de Expresión Corporal y que en cambio la dirección de la escuela había contratado a otro profesor para cubrir la materia, lo cual ponía en duda los dos argumentos que le dieron para justificar el cierre de su contrato. Sin embargo, el 23 de octubre de 2018, el OJL valiéndose de los mismos argumentos dados por la directiva de la escuela, declaró Sin Lugar la solicitud de Mariño.