Heriberto Leyva Rodríguez
Entre 1989 y 1991, cuando Heriberto Leyva Rodríguez estudiaba Filosofía en la Universidad Estatal de Moscú “Lomonosov”, se vio involucrado en varios incidentes represivos por parte de funcionarios vinculados a la Embajada de Cuba en la URSS. Transcurrían los cambios sociales impulsados por la revisión de la estructura socialista soviética con base conceptual en la Perestroika, y el joven manifestó abiertamente sus simpatías con dicho proceso.
En una reunión que sostuviera el embajador cubano, Julio Camacho Aguilera, con el estudiantado cubano en Moscú, para alertarlos sobre los peligros de involucrarse con la dinámica reformista adelantada en el campo socialista europeo, Leyva Rodríguez tomó la palabra y señaló críticamente el culto a la personalidad de Fidel Castro.
Más adelante, solicitó su salida de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), en una carta dirigida a su secretario general en Cuba, Roberto Robaina González, y redactó el artículo “Fidel y el poder”, donde desarrollaba sus consideraciones acerca del ya esbozado tema del encumbramiento de la figura del gobernante cubano. Este ensayo fue sustraído de entre las pertenencias de Heriberto, por parte de Idalmis Izquierdo, secretaria de la UJC, en su colectivo de estudios, quien procedió a entregarlo a los agentes de la Seguridad del Estado destacados en la Embajada.
El estudiante, ya amonestado con anterioridad, fue llamado ante una Comisión Investigadora conformada para juzgarlo y dictaminar sobre su permanencia en la universidad. Esa instancia estuvo integrada, entre otros, por estudiantes del Doctorado en Filosofía y Comunismo Científico, entre los que destacaban un doctorante en Filosofía nombrado Carlos, y otro en Comunismo Científico, llamado Luis, quien además fungía como profesor/funcionario a cargo del trabajo político-ideológico con los estudiantes de pre-grado. En paralelo, el profesor/funcionario de apellido Agüero y Mario (Mayito) Escalona, Secretario de la UJC en Moscú, hostigaban a Heriberto Leyva en los espacios docentes.
Como resultado de las indagaciones de la Comisión, esta determinó que el estudiante debía tratarse con especialistas del área de la psiquiatría. El joven fue derivado a una consulta que la Embajada de Cuba tenía instalada en el edificio sede del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME). Al alumno lo diagnosticó un equipo dirigido por la Dra. Gabriela (Gaby) Méndez, quien prescribió psicofármacos a ingerir, bajo la vigilancia estricta y regular de agentes cubanos. La Embajada había determinado la expulsión de la universidad para Heriberto, pero ante la presión de las autoridades académicas, que hicieron patente su respaldo al joven, así como su compromiso con el respeto a los derechos humanos, el nuevo representante diplomático cubano, José Ramón Balaguer Cabrera, tuvo que someter a votación del resto de los estudiantes la permanencia y derecho a culminación de estudios del alumno en cuestión. El fallo del colectivo fue favorable a Leyva y, aunque bajo constante seguimiento, pudo llegar a la última fase de sus estudios.
Los actores académicos al servicio del gobierno cubano trataron de impedir la discusión de la tesis de licenciatura del educando, pero el tutor extranjero anticipó la fecha del ejercicio docente y la entrega del título correspondiente. Antes de finalizar el curso, Heriberto fue ubicado en un vuelo emergente de los que llevaban pacientes oncológicos víctimas del accidente en la planta nuclear de Chernobyl hacia La Habana.
Cuando el recién graduado arribó al aeropuerto “José Martí”, lo esperaba un agente del Departamento de Seguridad del Estado que le indicó que debía dejar atrás su filiación ideológica con la Perestroika y cuanta transformación democrática había vivenciado en la Unión Soviética.
Seguidamente, Heriberto se dirigió al Departamento de Filosofía del Ministerio de Educación Superior (MES) para recibir formalmente la ubicación laboral que le había sido destinada a su salida de Cuba, años atrás. En esa oficina, se le comunicó que, debido a sus debilidades ideológicas, no ingresaría al claustro de la Universidad de Oriente (UO) y debía realizar su servicio social como obrero en la fábrica de chocolate de su municipio de residencia, Baracoa.
No obstante, el licenciado Leyva acudió a la Universidad de Oriente, solicitando su plaza. En esa academia, lo re-orientaron hacia la filial en la provincia de Guantánamo, aunque solo pudo iniciar su labor magisterial al cabo de un año, luego de estibar sacos de chocolate, a pesar de cobrar su salario como adiestrado del sistema de educación superior.
Finalmente, fue empleado en la Unidad Docente del Instituto Superior Pedagógico de Guantánamo “Raúl Gómez García” (ISPG), emplazada en Baracoa. Desde 1992 y hasta 1995, el profesor de Filosofía Marxista Heriberto Leyva Rodríguez impartió clases a estudiantes de humanidades y carreras técnicas, pertenecientes a la Universidad de Guantánamo y al Instituto Superior Pedagógico al que estaba vinculado. Ya Heriberto llevaba algunos cursos en la academia cuando, en 1994, decidió presentarse al Simposio Internacional de Pensamiento Filosófico Latinoamericano que auspiciaba la Cátedra Enrique José Varona, y que tendría por sede la Universidad Central de Las Villas. Su investigación versaba sobre la historia y evolución del pensamiento filosófico en Baracoa, y fue aceptada por el Instituto Cubano de Filosofía, adscrito a la Academia de Ciencias de Cuba.
En ese espacio de discusión intelectual, el profesor Leyva coincidió con el Jefe del Departamento de Filosofía Marxista del MES, Dr. Juan Triana Cordoví, quien le cuestionó su derecho a ser incluido ya que consideraba que su destino laboral debía reducirse a la fábrica de chocolate de su localidad.
Dada la repercusión de la ponencia, los organizadores del encuentro invitaron al maestro a cursar un postgrado relacionado con el tema debatido. Una vez concluido el curso, se le ofreció la posibilidad de ingreso a la maestría.
En mayo de 1995, el director de la Unidad Docente de Baracoa, Gaspar Frómeta Espinosa, junto a otros tres docentes que el profesor Leyva desconocía, se presentaron en su vivienda para comunicarle que quedaba expulsado del claustro universitaria al ser declarado “no confiable” debido a su incorporación a la organización de la sociedad civil independiente Movimiento Cubano de Jóvenes por la Democracia. La representación institucional entregó el último salario al profesor Leyva, sin darle la posibilidad de apelar la medida disciplinaria.
Con la ejecución de su despido, quedaba inconcluso el tránsito por los estudios de maestría ya avanzados en la Universidad Central. La Seguridad del Estado de Guantánamo había puesto al tanto a su homóloga de Santa Clara.
Al quedar definitivamente separado de cualquier dependencia del sistema de educación nacional, Heriberto Leyva Rodríguez decidió marchar a La Habana y dar inicio, entre otros, a un proyecto abocado a la recuperación de la autonomía universitaria en Cuba. Con ese objetivo, en 1996, hizo público el proyecto “Universitarios sin Fronteras”, elaborado de conjunto con otros jóvenes intelectuales disidentes como Néstor Rodríguez Lobaina y Radamés García de la Vega, interesados en la democratización de la universidad cubana.
A Heriberto y sus compañeros les sobrevino una fuerte embestida represiva por parte de los órganos de la Seguridad del Estado. Sufrieron múltiples detenciones, abusos físicos, persecución, deportaciones en el territorio nacional y prisión política. El profesor Leyva se incorporó plenamente a labores asociadas al periodismo independiente y el activismo de derechos humanos en Cuba.
El llamado al diálogo con las autoridades universitarias en la búsqueda de la apertura de sus espacios académicos, así como de la observancia del respeto a ideas contrapuestas, en aras del crecimiento intelectual de los jóvenes profesionales, fue respondido con censura y descalificación.
En junio de 1998, Heriberto Leyva Rodríguez partió al exilio en los Estados Unidos de América. Ha intentado participar en encuentros de investigación histórica realizados en centros de la enseñanza superior en Cuba, pero sus trabajos han sido rechazados.