Ermis Carbonell Ferrer
En 2008, Ermis Carbonell Ferrer comenzó a estudiar la carrera de Imagenología y Radio Física Médica en la facultad de Tecnología de la Salud de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba (UCMSC). Carbonell fue parte de un nuevo plan de estudios que tenía entre sus características la vinculación del alumno al trabajo en hospitales a partir del segundo año de la carrera. En su caso, fue ubicado en el Hospital Oncológico “Conrado Benítez García” de Santiago de Cuba.
Desde antes de ingresar a la universidad, Carbonell participaba de actividades de la sociedad civil cubana. En 2003 fue uno de los firmantes del Proyecto Varela, iniciativa de cambio constitucional promovida por el Movimiento Cristiano Liberación (MCL), organización de la sociedad civil liderada en ese momento por Oswaldo Payá, la cual promovía un cambio del sistema totalitario cubano a través de un proceso pacífico, democrático y empleando el marco legal existente. Desde entonces, comenzó a ser objeto de interés para la policía política cubana. En 2012, ya siendo estudiante universitario, Carbonell se integró formalmente al MCL. En noviembre de ese año sufrió un proceso orientado a su expulsión de la UCMSC por participar en la recogida de firmas para la Ley de Reencuentro Nacional (Proyecto Heredia), una iniciativa del MCL que apostaba por el reconocimiento a la libre entrada y salida de los cubanos al país, y al respeto a la libertad de movimiento dentro de la Isla.
En esa ocasión, el doctor Félix Fernando Leyva Urquiza, militar retirado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y jefe de la especialidad de Imagenología en la facultad, se reunión con directivos del Hospital Oncológico donde laboraba Carbonell para urdir la expulsión del estudiante. De concretarse su separación del puesto de trabajo, esto implicaría la suspensión de la universidad, pues el programa de estudios exigía la vinculación laboral del alumno a instituciones de salud. No obstante, la expulsión no se llegó a concretar gracias a la intervención de los padres de Carbonell y a que las autoridades decidieron darle “una oportunidad”.
No obstante, cuando se encontraba en el año terminal de la carrera se concretó la amenaza y fue expulsado del hospital por sus opiniones políticas y vinculación al MCL. La excusa esgrimida por las autoridades sanitarias fue que por su posición contraria al gobierno podría ejecutar, en algún momento, actos de sabotaje contra los equipos médicos del hospital.
Como sanción, lo enviaron a trabajar en la campaña antivectorial, lo cual le permitiría continuar con sus estudios. Sin embargo, no quisieron aceptarlo en ninguno de los policlínicos a los que fue asignado. En todos le decían que su caso lo llevaba la Seguridad del Estado. En la universidad le argumentaban que mientras no estuviera vinculado laboralmente a algún organismo de Salud Pública (todos en poder del Estado) no podían darle derecho a realizar los exámenes finales que le restaban para concluir su carrera. No obstante, también le dijeron que si la Seguridad del Estado lo permitía ellos podían dejarle terminar sus estudios.
Durante más de dos años, Carbonell se mantuvo exigiendo que le fuera permitido concluir su carrera universitaria, para lo cual llegó a realizar huelgas de hambre y protestas públicas (América TV, 2015; MCLCubaOficial, 2015), que le provocaron múltiples detenciones, acoso y daños visibles a su salud.
Imagen 2. Ermis Carbonell luego de una huelga de hambre (izquierda) y en la actualidad (derecha).
Por exigir la restitución de su derecho a la educación, también la familia de Carbonell fue víctima del asedio de la Seguridad del Estado. Su madre fue
amenazada con ser expulsada del trabajo que tenía en una granja avícola por su hijo ser “un contrarrevolucionario”, lo cual le provocó padecer de hipertensión. También el padre de Carbonell, trabajador civil retirado del Ministerio del Interior (MININT), fue presionado por la policía política para que su hijo pusiera fin a sus reclamos. Su pareja y amistades cercanas también fueron acosados por oficiales de la Seguridad del Estado.
En medio de este proceso de protestas, el oficial “Alexander”, jefe de Enfrentamiento de la Seguridad del Estado en Santiago de Cuba, le prometió varias veces a Carbonell que le permitirían terminar la carrera a cambio de que dejara de exigir sus derechos, pero en realidad se trataban de mentiras para intentar acallarlo y que abandonara la oposición política, algo a lo que nunca accedió.
En junio de 2016, luego de múltiples detenciones, golpizas y hasta un proceso penal por impago de multas arbitrarias, la Seguridad del Estado forzó a Carbonell a abandonar el país. Un oficial lo acompañó hasta la isla de Santa Lucía y una vez allí le retiró el pasaporte para dificultarle cualquier intento de movimiento hacia otro país o de regreso a Cuba. Durante varios años recorrió diferentes países del Caribe hasta que obtuvo el estatus de exiliado político en República Dominicana.