Ciro Javier Díaz Penedo
En el año 2004, Ciro Javier Díaz Panedo finalizaba la carrera de Matemática en la facultad de Matemática y Computación (MATCOM) de la Universidad de La Habana (UH) cuando le fue vetada su incorporación al claustro por consideraciones de índole político.
El peso de su imagen pública como rockero desde 1998 al cofundar “Porno para Ricardo (PPR)”, agrupación punk-rock manifiestamente contraria al contexto totalitario cubano, además de su hacer crítico como cantautor bastante conocido en el ambiente universitario habanero, significaron desconfianza por parte de las autoridades políticas y, en consecuencia, sobrevino la censura que lo marginó del acceso a espacios laborales en el ámbito académico nacional.
Imagen 1. Ciro J. Díaz Panedo, Concierto en la Facultad de Comunicación de la UH.
Desde el primer semestre de tercer año Ciro había sentido la presión de la directiva en la persona del decano, Dr. Luis Ramiro Piñeiro Díaz, quien lo amenazara con la expulsión si no participaba del proceso eleccionario de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). En esa ocasión, mientras el estudiante se encontraba en un área común del campus, alguien le señaló que no había votado aún, ¿a lo que respondió preguntando “y si no quiero votar?”. El decano que escuchaba cerca le gritó “pues te botamos de aquí”, y luego repitió “si no quieres votar, te botamos de aquí”.
Ciro decidió votar y pudo continuar con una trayectoria académica que ya acumulaba resultados satisfactorios, insertándose en una línea de investigación que le permitió desempeñarse como alumno ayudante e impartir docencia durante los cursos 2002-2003 y 2003-2004. El criterio de sus alumnos y supervisores fue positivo en ambos períodos.
Era de conocimiento general el déficit de profesores en la Facultad y como la experiencia pedagógica ya probada le satisfacía, además de estar ubicado en un puesto óptimo del escalafón, Ciro Javier decidió orientarse profesionalmente hacia su alma mater. La tutora de tesis le corroboró la existencia de plazas y tanto él como otros compañeros con índice académico sobresaliente optaron por las mismas.
En el aula se había celebrado una reunión en la que se sometió a votación el otorgamiento de un aval que certificaba la aprobación política de los graduandos. Todos los interesados fueron aprobados en ese sufragio donde, en su condición de afiliados a la FEU, garantizaban el acceso a cualquier puesto laboral.
Sin embargo, en ausencia de la mayoría del grupo, solamente contando con los dos únicos estudiantes incorporados a la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), Wilfredo Morales Lezca y Celia Tamara González González, además de otros alumnos de la Facultad que también militaban, como Miguel Sancho, el secretariado de esa organización política juvenil decidió retirar el aval a los cinco interesados en permanecer en el ámbito universitario. Los afectados puntuaban por delante de los dos estudiantes del 5to año de Matemática que hacían parte de la UJC y que también optaban por quedarse en la universidad.
Ciro tuvo conocimiento por vías informales del no otorgamiento de ese aval que determinaba su permanencia en la UH al licenciarse y trató de obtener una respuesta de los compañeros de estudios que participaron y fueron beneficiados con el acuerdo final, así como de otros dirigentes comunistas que protagonizaron la purga política. Todos le rehuyeron evitando darle una explicación.
Ante su insistencia, el profesor y miembro del secretariado de la UJC del centro, Fernando Raúl Rodríguez Flores, le espetó “ustedes son contrarrevolucionarios y no merecen ser profesores de la Universidad de La Habana”.