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Adel Alfredo Bonne Gamboa

Adel Alfredo Bonne Gamboa se graduó como Instructor de Arte en 2014. Desde entonces trabajó en las enseñanzas primaria y secundaria hasta que en 2023 pidió una licencia sin sueldo y no se reincorporó a su centro laboral a causa de los meses de acoso por parte de la Seguridad del Estado que intentaba crearle una causa falsa que pudiera implicar la cárcel.

 

Uno de sus primeros desencuentros por cuestiones políticas ocurrió el 12 de julio de 2021, siendo profesor de la Secundaria Básica José de la Luz y Caballero. Ese día recibió una llamada telefónica de directivos de la Unión de Jóvenes Comunistas, convocándolo para integrarse a las Brigadas de Respuesta Rápida movilizadas por el régimen para reprimir las protestas masivas ocurridas en el país desde el día anterior. Adel se negó y además expresó su posición a favor de los manifestantes. La persona que le habló lo catalogó de “contrarrevolucionario” y le colgó el teléfono.

 

Anteriormente, Adel había comenzado a relacionarse con activistas de derechos humanos y periodistas independientes, pero fue luego de las protestas del 11J y la represión estatal desatada, que asumió públicamente en redes sociales una postura activa y crítica respecto a las violaciones de derechos ocurridas en Cuba y la situación del país. Esto hizo que ganara visibilidad por sus denuncias y opiniones.

Poco tiempo después se presentó en su secundaria básica un oficial de la Seguridad del Estado vestido de civil que se identificó con el alias de Alberto y pidió entrevistarse con Adel. El encuentro ocurrió en la oficina de la directora del centro, a la cual mandó a salir de su propio local. El represor le dijo al profesor que estaba allí “para ayudarlo”, que debía cuidarse de las personas con las que se estaba relacionando, a lo que Adel respondió que no iba a renunciar a sus amistades y se negó a darle su número de teléfono para futuros contactos.

 

Dos semanas después, esta misma persona llamó por teléfono a Adel (a pesar de que este no le dio su número) para citarlo a una supuesta entrevista. El docente se negó y le pidió que no lo volviera a molestar. Sin embargo, el oficial apareció en la secundaria básica y esta vez le comunicó a la directora las “preocupaciones” de la Seguridad del Estado sobre los posicionamientos políticos del maestro, las cuales pasaron a ser de conocimiento del resto del colectivo laboral.

 

Luego de esta visita, el acoso del oficial Alberto se volvió sistemático. En un primer momento iba a la escuela para interrogarlo cada dos semanas y luego prácticamente lo hacía a diario. Siempre utilizando los locales de la institución docente.

“Su discurso no cambiaba. Que me iba a complicar, que yo era un joven bueno, que ellos entendían que estuviera decepcionado porque la Revolución tenía errores. Y trataba de que yo ‘colaborara’ con ellos. Me decía que yo tenía mucha información y que me relacionaba con personas que eran de su interés. Fue tan constante ese acoso que llegó un momento en que me cansé y le dije: Basta ya. Este es mi centro de trabajo y no quiero que esto siga pasando”, refirió Adel al Observatorio de Libertad Académica (OLA).

 

A partir de ese momento, ocurrido a finales de año de 2021, el modus operandi y la forma de tratamiento hacia el docente cambiaron, volviéndose más agresivos. Las tres próximas citaciones fueron en casas encubiertas (de protocolo) que la Seguridad del Estado usa para realizar su trabajo operativo. Cuando el profesor se negó a seguir asistiendo a estos interrogatorios, empezaron a realizarle citaciones oficiales para estaciones policiales, a las cuales de no asistir estaría violando la normativa cubana y exponiéndose a multas administrativas o penas mayores en caso de insistir en la negativa.

 

En agosto de 2022, Adel decidió comenzar a hacer públicas estas citaciones en sus redes sociales, lo cual le acarreó consecuencias en su trabajo, principalmente con los funcionarios de la Brigada de Instructores de Arte “José Martí”, que es la encargada de rectorar el trabajo metodológico y evaluar a estos profesionales.

“Fue un cambio de la noche a la mañana. Pasé de ser uno de los mejores trabajadores, de ser presidente de la Brigada en mi centro, de ser el único instructor con un proyecto a nivel provincial en el Museo Nacional de Bellas Artes, a convertirme en lo peor. Empezaron a realizarme señalamientos, a apartarme de actividades, a excluirme por mi forma de pensar, a sugerirle a otros compañeros que no se reunieran conmigo. En la escuela no. Allí mis evaluaciones continuaron siendo buenas, solo con el apunte de que tenía ausencias justificadas por la enfermedad de mi abuela, que estaba a mi cuidado y por esas fechas se puso muy grave.”.

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